En Gallofuerza, cuando hablamos de líneas, no nos referimos simplemente a que un grupo de gallos sean parientes. Hay una gran diferencia entre tener una línea no definida y una línea definida, y todo criador serio debe tenerlo claro desde el inicio.
Una línea no definida es cuando recién se está empezando a formar algo. Se hacen cruces, se prueban ejemplares, pero no hay uniformidad. Unos gallos salen con cresta sencilla, otros con pava. Unos son patones, otros finos. Hay mezcla de colores de pluma, patas de distintos tonos, y estilos de pelea diferentes. A veces pegan de lejos, a veces son cuerperos, pero no hay un patrón fijo. No se puede hablar todavía de una línea, sino de un conjunto en formación.
Una línea definida, en cambio, es el resultado de años de trabajo selectivo. Es cuando los gallos que produces ya se parecen entre sí, no solo físicamente (color de pluma, tipo de cresta, patas, tamaño, estructura), sino también en lo que realmente importa: el estilo de juego, la casta, la precisión, la forma de patear. Una línea bien definida tiene un "sello", un ADN visible tanto en lo que se ve como en lo que se siente en el ruedo.
En Gallofuerza creemos que una línea no se hereda, se construye con criterio, disciplina y tiempo. La clave está en seleccionar con firmeza y tener claro qué tipo de gallo estamos buscando desde el inicio. Si un gallo no encaja con ese perfil, no entra al programa de cría. Así, generación tras generación, esa identidad se va marcando hasta que cualquier persona pueda reconocer que ese gallo es tuyo sin necesidad de preguntarlo.
¿QUE HACER?
Primero, tener en mente el tipo de gallo que queremos formar. Color, forma, estilo de juego Luego, conseguir buenos reproductores con esas cualidades. En Gallofuerza preferimos empezar con un macho bien probado y dos hembras o una del mismo criador que nos den seguridad. Desde ahí se empieza el camino.
CRUCES CONSANGUÍNEOS Y HOMOGENEIDAD
Los cruces entre parientes (hermanos, primos, tíos, etc.) buscan fijar características. Pero hay que tener cuidado: si no se selecciona bien, se multiplican los defectos. Por eso en Gallofuerza somos muy estrictos. Buscamos siempre color uniforme, misma forma de patear, estilo parejo. No todo lo que nace entra al ruedo. Hay que eliminar lo que no sirve, sin pensarlo.
En Gallofuerza, cuando hablamos de porcentajes en la sangre, lo hacemos como una manera práctica de entender cuánta influencia tiene una raza u origen en un cruce. No es un cálculo exacto, pero sí nos sirve como guía para tener una idea clara de lo que estamos formando.
Supongamos que tenemos un gallo 100% Sumatra y lo cruzamos con una gallina 100% Malaya. El resultado será un ave 50% Sumatra – 50% Malaya. A estos ejemplares se les suele llamar media sangre, ya que son mitad de cada uno.
Ahora veamos qué ocurre si seguimos trabajando con el gallo Sumatra como base:
Si cruzamos una hija 50% Sumatra – 50% Malaya con otro gallo 100% Sumatra, los hijos serán 75% Sumatra – 25% Malaya (tres cuartos Sumatra).
Si a estos hijos los volvemos a cruzar con un Sumatra 100%, tendremos un resultado de 87.5% Sumatra – 12.5% Malaya (siete octavos Sumatra).
Si ese cruce aún se vuelve a repetir con otro Sumatra puro, los hijos saldrán 93.75% Sumatra – 6.25% Malaya (quince dieciseisavos Sumatra).
Y si damos un paso más, llegamos a 97% Sumatra – 3% Malaya (treinta y un treintidosavos Sumatra).
Como ves, con cada cruce hacia el gallo base (Sumatra en este caso), vas “arrastrando” más de su genética y reduciendo la influencia de la Malaya. Esto es útil si quieres reforzar las características del Sumatra sin perder del todo la base fuerte y resistente que te dio el cruce inicial con el Malayo.
📌 Importante: Aunque estas cifras ayudan, no garantizan resultados exactos. Lo que realmente importa es la selección y la prueba en el ruedo. Hay hijos de 75% que salen mejores que algunos de 93%, porque al final, lo que cuenta es la funcionalidad, no solo el número.
CRUCES ENTRE FAMILIARES
En Gallofuerza solemos hacer cruces entre sobrinos y tías, o entre primos, aunque raras veces también hemos usado hermanos completos en algunas ocasiones. No hay receta exacta. Lo importante es seleccionar con firmeza. El hijo que no sirvió, se elimina. Porque este tipo de cruce intensifica lo bueno, pero también lo malo. Por eso todo gallo consanguíneo debe jugarse. Solo así sabremos si vale o no.
PASOS A SEGUIR
Hacemos varias camadas con ese trío o pareja inicial. Evaluamos los hijos con paciencia, a veces tardamos 4 a 5 años. Anotamos todo. El mejor hijo vuelve con su madre y tía. Buscamos repetir lo que sale bien. El cruce sobrino–tía lo usamos bastante porque nos ha dado buenos resultados. Pero sobre todo, cada generación la seleccionamos sin piedad. Solo queda lo mejor.
CÓMO FORMAMOS LA LÍNEA
Después de unas cuantas generaciones, separamos en dos grupos o familias. No los cruzamos entre sí por cinco o seis generaciones. Eso permite mantener la genética fresca. Luego, cuando los juntamos, el resultado es más fuerte y homogéneo. Así se forma una línea con identidad externa e interna, que se mantiene con los años.
En Gallofuerza, criar gallos navajeros no es solo cuestión de genética o nombre, es un trabajo fino de selección donde cada detalle cuenta. Aquí no se trata solo de que el gallo se vea bonito, sino de que tenga lo necesario para destacar en el ruedo, donde se define todo.
Estos son los puntos clave que evaluamos en cada ejemplar:
🔴 Casta y determinación:
El gallo debe tener el deseo de pelear hasta el final, sin importar el estado en que se encuentre. Aunque esté herido, cansado o sangrando, debe buscar la navaja del rival con el mismo espíritu desde el primer segundo. La casta no se negocia: se tiene o no se tiene.
🔴 Sentido de pelea:
El gallo debe tener visión y sentido de colocación, saber moverse, girar y colocarse en el punto justo para lanzar la navaja donde duele. No solo es pelear por instinto, sino pensar en el ruedo.
🔴 Heridor nato:
Queremos gallos que corten y definan. Que cada vez que tiren una patada se sienta, que cada toque con la navaja haga daño. Cuando un gallo es heridor de verdad, no hay rival que lo aguante. Se nota en la expresión, en el efecto inmediato del golpe.
🔴 Estilo de juego navajero:
Cada línea tiene su estilo, y en Gallofuerza buscamos gallos que tiren navaja limpia, con buen salto y precisión. Hay quienes entran recto, otros desde el lado, otros flotan por encima. Lo importante es que su estilo sea efectivo y se mantenga constante. No criamos al azar, criamos buscando ese estilo que nos ha dado resultados y que queremos reforzar.
🔴 Rapidez de manos y patas:
Un buen navajero debe ser rápido en la entrada y letal en el tiro. Hay gallos que se demoran en entrar, y otros que no dan respiro. Nosotros preferimos los que se mueven como látigo: rápidos, certeros y sin titubeos.
🔴 Tolerancia al dolor y recuperación:
Además de cortar, el gallo debe ser resistente. Hay que observar si, después de una herida, sigue con la misma intensidad. Eso habla de su fortaleza física y mental.
🔴 Agresividad táctica:
No buscamos gallos locos ni desordenados. La agresividad que buscamos es con propósito: el gallo debe buscar acabar rápido, sin desperdiciar movimientos. Que entre, tire, salga, y vuelva a entrar sin dejarse atrapar.
En Gallofuerza, somos conscientes de que los cruces consanguíneos son una herramienta poderosa para fijar características. Pero si se abusa de ellos por muchas generaciones sin estrategia, tarde o temprano aparece algún defecto: pollos más débiles, menor tamaño, o falta de vitalidad. Cuando eso pasa, no hay que desesperarse. Es momento de refrescar la línea, pero hay que hacerlo con inteligencia.
❌ Refrescar no es meter un gallo nuevo directo a la línea. Eso destruiría años de selección y trabajo.
✅ Refrescar, bien hecho, significa introducir sangre nueva de forma controlada, para mantener las características que ya hemos fijado, y a la vez levantar vigor.
Elegimos uno o dos reproductores destacados de nuestra línea (ejemplares que representen bien todo lo que buscamos).
A ellos les cruzamos el nuevo ejemplar externo (ya sea por su fuerza, color, corte, etc.).
Los hijos de este cruce tendrán:
50% de nuestra línea y 50% del nuevo (media sangre).
Luego hacemos un cruce de esos hijos con uno de nuestros ejemplares originales. Y así empieza la recuperación genética:
Generación % Gallofuerza % Sangre nueva
1° cruza (Gallofuerza × nuevo) 50% 50%
2° cruza (hijo × Gallofuerza) 75% 25%
3° cruza (hijo × Gallofuerza) 87.5% 12.5%
4° cruza (hijo × Gallofuerza) 93.75% 06.25%
5° cruza (hijo × Gallofuerza) 96.875% 03.125%
👉 Recién cuando llegamos a 7/8 o más (87.5% o superior), y si el ejemplar se prueba en el ruedo con buenos resultados, ahí sí consideramos incorporarlo a nuestra base principal.
¿Por qué no antes?
Porque con 50% o 75% aún hay mucho de la sangre nueva, y no sabemos si traerá consigo características indeseadas. Por eso, en Gallofuerza, nunca metemos directo a la línea principal un ejemplar que no haya vuelto a “nuestra sangre” con al menos 7/8 de pureza y haya sido probado como corresponde.
LO QUE HACEMOS EN EL CRIADERO
En Gallofuerza sabemos que formar una línea no es hacer dos o tres cruces parecidos y ya está. Una línea se consolida cuando, después de varias generaciones, tus gallos siguen saliendo con el mismo tipo, color, forma de jugar y la misma sangre combativa que buscaste desde el inicio.
Ahora bien, una recomendación que siempre damos es: no formes solo una familia, forma dos. ¿Por qué? Porque tener solo una línea cerrada y cruzarla siempre entre parientes, tarde o temprano, va a traer problemas de consanguinidad. Y si no tienes de dónde sacar fuerza sin perder lo que ya lograste, te vas a ver en un callejón sin salida.
En Gallofuerza lo hacemos así:
Desde el inicio, cuando ya tenemos claro qué gallo y qué tipo buscamos, seleccionamos 3 o 4 gallinas que cumplen el perfil.
A partir de ahí, criamos y seleccionamos los hijos más destacados.
Cuando ya tenemos una buena cantidad de ejemplares maduros, separamos en dos grupos distintos, aunque vengan del mismo origen:
Familia A
Familia B
Cada familia sigue su propio camino genético: se trabaja por separado, haciendo cruces consanguíneos dentro de cada grupo, sin mezclar con la otra familia durante varias generaciones.
Después de unas 5 o 6 generaciones, esas dos familias ya no tendrán lazos cercanos entre sí, y ahí es donde está lo interesante:
👉 Podrás cruzar un macho destacado de la Familia A con hembras de la Familia B, refrescando sin salirte de tu línea, porque ambos lados mantienen el mismo tipo, color, y estilo que ya trabajaste.
Te permite refrescar con seguridad sin meter sangre externa.
Mantienes la identidad y estilo de tu línea.
Ganas vigor híbrido dentro de tu misma línea.
Puedes probar cuál familia está produciendo mejor y ajustar tu selección.
📌 Este sistema de familias paralelas es una herramienta que usamos en Gallofuerza para mantener muchas de nuestras lineas, sin perder lo que ya hemos logrado con tanto esfuerzo.